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Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

lunes, 23 de enero de 2023

ABRAZO DE AMOR


 

El abrazo de Gustav Klimt

 

Cuando me acunas en tu regazo,

de mis labios van surgiendo

manantiales de cristal y de esperanza

como perlas nacaradas

de un amanecer de mayo.

 Eres como un mar salobre que,

con sus olas espumosas,

abanica las playas del alma mía.

 Qué sabor a mar en el cuenco de tu mano.

Eres una caracola con el sabor del océano.

 Qué de olas, palpitantes y encendidas,

se acrecientan en mi pecho

cuando trazas pinceladas

con el paladar de azúcar

sobre mi piel temblorosa.

 Qué de peces se resbalan por mis senos

con su fluir de burbujas y de espumas

diamantinas saciando afanes profundos

o, tal vez, curando heridas.

Qué aleteos, azules y anaranjados,

de gaviotas sedientas o de tímidas palomas

se te escapan suavemente

por las yemas de los dedos.

 

Qué de luces de arco iris y de aurora

se proyectan sutilmente

en el vidrioso contorno,

frágil y acaramelado, de unos ojos

heridos por la pasión.

 

Qué de risas en tu boca de jazmín

y en el arco que proyecta su silueta,

cuando te acercas despacio por la exultante

pradera, verde, rosa y plateada

del valle del corazón.

 

Qué de sauces en tus manos

acariciando mi piel.

Qué torbellinos de fuego

se agitan en tu interior.

Qué de carne temblorosa y palpitante

en un abrazo de amor.                

 

 

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