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Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

lunes, 24 de noviembre de 2025

CANTO A LA MUJER MALTRATADA

 

(Un poema para el día contra la violencia de género)

 CANTO A LA MUJER MALTRATADA

Ya se han abierto las puertas de la vida.

Las cortinas del tiempo se han descorrido.

Se han franqueado los cerrojos de mi alma.  

Veo tantas cosas que me siento aturdida.

Este tiempo trae consigo un escozor de tiriteras

de frío, de lejanías y de olvidos que es preciso soslayar.

Que me quieres, me has dicho en el oído.

Tendrás que pactarlo con la almohada.

Y yo tendré que verlo al trasluz de los sueños errantes

que guardas en tus bolsillos y que escondes en tus entrañas.


Como si las cosas pudieran ser tan bonitas,

como si el calendario no trajera doce meses en su alma,

tantos días de afanes, de ansias y de trabajos sin tregua.

Como si pudiera olvidar todo el sufrimiento

que llevo a la espalda y que veo en el fondo del espejo.

Como si tú quisieras abrazarme y llevarme

contigo al jardín de los sueños prohibidos.

No me digas que me quieres cuando aún

no me has aceptado ni me escuchas cuando

alzo mi voz a los vientos, cuando llego cansada

de correr por esos mundos sombríos,

que no dan tregua al corazón,

en el cristal de la tarde.

 

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