El sol de
Sierra Morena teje poemas en el aire,
que son
deslumbrantes rosas,
versos de
amor que dan calor a la tarde
como
vespertinos fuegos que alumbran el crepúsculo.
Las
estrellas se perfilan en la túrbida
distancia
del tiempo
cerril de los aguaceros.
El cielo se
oscurece lentamente.
Sierra
Morena es un lamento sumergido para llorar en silencio.
En sus
cumbres, la luna enamorada, dibuja una camelia.
La
guardiana de la oscuridad indaga en los secretos de alcoba.
Rendida a
tu belleza la timidez de mis dedos
roza
suavemente tu perfumada estela ansiando con vehemencia
besar la
lívida angostura de tu corola.
El viento,
ajeno al temporal esquivo de la noche,
corona
su pecho con un collar de amatistas.
Y yo, sentada en el alféizar de mi ventana,
trato de respirar
el aire acaramelado que cabe dentro de un
suspiro.
Tu latido
es corazón, tu horizonte, golondrina
y el
paisaje de pinares es encaje de esperanza.
Llévame
hasta tu cima, llévame,
prisionera
seré tuya, encadenada a la blonda
de
tus ardorosas crestas.
Este poema está publicado en la III ANTOLOGÍA DE POETAS DE SIERRA MORENA.
Fotos del III Encuentro de Poetas de Sierra Morena. Diciembre de 2014
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