Es curioso, bello e
importante ver cómo las niñas ayudan en
la celebración de los actos litúrgicos y religiosos haciendo de monaguillas. Sin embargo son escasos los puestos
conquistados por las mujeres en el seno de la Iglesia, la Santa Sede no lo permite.
Señores clérigos, es hora de levantar el
brazo en el terreno de la igualdad, de ceder ante el celibato y de permitir que
las mujeres desempeñen los mismos oficios y cargos religiosos que los hombres. Y nosotras, las
mujeres, no tenemos que desfallecer en nuestra justa lucha por reivindicar
nuestros derechos en el terreno de la igualdad y en todos los ámbitos.
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