Después de tantos temporales, en los que apenas ha caído agua, y sí mucho barro, hemos podido coger el primer puñadito de habas de nuestra pequeña huerta. Las matas están altísimas y con las ventoleras que hemos tenido, se han revolcado. Cuesta mucho trabajo cogerlas; hay que ir levantando las matas, una a una, con el peligro de que puedan quebrarse.
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