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Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

martes, 8 de marzo de 2022

VIENTOS DE PAZ Y JUSTICIA Poema dedicado a todas las mujeres que, de una u otra forma, anhelan dar vuelos al corazón.

 

Uno de esos días azules

que brillan con luces de primavera

y que rebosan el alma de placidez y de calma,

María, una joven adolescente,

alentada por la ilusión de vivir,

con gran entusiasmo y alegría,

atravesó el mágico umbral de su flagrante destino,

y, entrando en los jardines del Edén,

sintió en su rostro la frescura de la brisa

y en su corazón, los cálidos arrumacos del sol.

Iluminada por una vivísima luz de arco iris,

presenció un cambio maravilloso:

Su frágil cuerpo de niña

se transformó en la joven que anhelaba.

Entonces se descubrió nueva y diferente.

Sintió dentro de sí misma una corriente benigna

que la conducía por luminosos senderos,

desconocidos aún para ella.

 Palpó su vientre despacio

y en su interior encontró un tabernáculo de amor,

un templo límpido y sagrado

que podía dar cobijo a la ilusión de otras vidas.

Se sintió tierra fecunda

regada por las frescas aguas de un incipiente arroyuelo

que surge de un manantial de rosas y de azucenas.

Siguió palpando su cuerpo

y descubrió dos suntuosas colinas


que manaban leche y miel por sus elevadas cumbres

y que podían dar aliento a la esperanza amamantando la vida.

Luego contempló el lento discurrir

de un río de amapolas que brotaba en sus entrañas

y que llevaba en su esencia el germen de nuevas vidas.

Y vio María que su cuerpo era bello y apacible

y dio gracias al Creador por tanta magnificencia.

Lloró de gratitud por aquel descubrimiento.

Y celebró, jubilosa, tan maravilloso hallazgo.

Entonces oyó latir su corazón

con una fuerza distinta y límpida.

Y se sintió enormemente feliz

por haber sido elegida para tan relevante misión,

amén de otras distintas.

 

Aquel caudal de felicidad que llenó su alma de paz,

comenzó a irradiar su fulgor en todas las direcciones

y florecieron los campos en desbordante primavera fecunda.

 

Corrió María por el valle de su piel,

se deslizó muy despacio,

como gotas de rocío

en las mañanas de mayo

y gritó por doquier su euforia.

Cortó flores silvestres y las prendió de su pelo.


Y aquel jardín luminoso desparramó su frescura

como un sol de plenitudes en una tarde de estío.

 

Mas el aciago aliento del infortunio,

que acechaba en el alfeizar de su ventana,

comenzó a soplar con tanta insistencia que enredó

sus bondadosas ilusiones en las marañas de la desdicha.

 

Y el varón sometió a la hembra,

la doblegó con desdén y prepotencia

y violó su intimidad femenina

y profanó el santuario de su cuerpo

forzándola a complacerlo.

Mutiló su cuerpo con injustas ablaciones.

La condenó a la afrenta del prostíbulo.

 

Le cortó las alas para que no pudiera levantar el vuelo

hacia otras latitudes más solidarias y humanas.

Y el marido agredió con furia a su esposa,

la humilló y la vejó cruelmente hasta robarle la vida.

 

Entonces María lloró con gran desconsuelo

por tanta paloma herida.

Su pecho se llenó de tristes lágrimas de melancolía


que comenzaron a brotar de sus ojos

para regar el erial de sus penas.

En su corazón navegaba a la deriva

aquel frágil barquichuelo de papel que un día

surcara los mares, cargado de proyectos de futuro.

Sin embargo, desistió de sucumbir

ante tanto despotismo

y, revestida de esperanza y valentía,

resurgió de su dolor como una alfaguara de arrojo y osadía

y gritó a los cuatro vientos

implorando la justicia para tantos atropellos:

 

No dejaré que me humillen

proclamó con doliente voz de paloma mensajera.

 

Emergeré de la luz de la aurora que inunda mi corazón

para sembrar paz y justicia en esta tierra desnuda.

Cuidaré con gran amor y entrega

las plantas que crecen en mi jardín

para que no se marchiten en abandonos.

No dejaré que nadie las destruya

para que puedan brindar su sombra a todos los caminantes

que recorren los senderos de la vida.

Mantendré los ojos abiertos a la crueldad

que vulnera los derechos de los seres indefensos.


Apoyaré la lucha que otras personas iniciaron

para erradicar la violencia de este planeta.

No cejaré en la justa reivindicación

de los derechos humanos

mientras me quede un aliento de vida.

Desde lo más profundo de mi alma anhelo

que este mundo beba vientos de paz y de justicia.

Deseo que la luz del sol brille con igual intensidad

en todos los corazones.

Y en este pertinaz propósito de intenciones

que renueva la esperanza cada día,

mi corazón se engrandece.

¿No ves cómo me crecen las ramas?


    

 

 ENCARNA GÓMEZ VALENZUELA

 

                               VIENTOS DE PAZ

Y JUSTICIA

 

 PRIMER  PREMIO  EN  EL  XVI  CERTAMEN  LITERARIO  DE  POESÍA

A 8 DE MARZO@  CONVOCADO  POR  LA ASOCIACIÓN  DE  MUJERES

LA  ENCINA  DE PELIGROS  (GRANADA)  Y  PATROCINADO  POR

 EL  EXCMO.  AYUNTAMIENTO. 

 PELIGROS  5  MARZO  DE  2010.

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