la dulzura de sus jardines,
la
placidez de sus amaneceres,
la
tibia calidez de sus crepúsculos.
Y
en su diáfana esencia,
la
ternura del abrazo cristalino
entre
sus hilos de plata.
Ineludible
aureola blanca
cuando
se mira la luna
en
el tranquilo sosiego del agua
y
en su espejo, la inesperada frescura,
la
joya de su esplendidez.
Ya
escucho la canción del agua
en
el lago azulado de los sueños,
la
gota fugaz que borda
nardos
en un mar de olas,
la
espuma blanca que vibra
en
recónditas e ignotas playas.
Haces
de luz en la niebla.
Los
brillantes de la lluvia
se
deshacen en el aire.
Agua,
siempre agua
para
saciar los corazones sedientos,
para
regar esas vegas de Granada,
para
calmar la sed de los poetas
y
para apagar las penas del alma.
Y
las gotas se deslizan silenciosas,
como
rosas de pasión,
en
el satén de sus pétalos.
POEMA PUBLICADO EN LA ANTOLOGÍA DEL III ENCUENTRO DE POETAS ANDALUCES, CELEBRADO EN GRANADA EN NOVIEMBRE DE 2014.
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