Es una novela corta y
monotemática, escrita en primera persona, con hábiles incursiones en el pasado
para informar del mismo y hacer comprensible el presente, de fácil y amena
lectura y que engancha desde el primer momento que se comienza su lectura. La
escritora inventa bellas metáforas, hermosas comparaciones y ágiles diálogos
que dan vida y valor literario al manual.
El amor aparece en el mismo como un
elemento de salvación, es idílico, comprensivo y desinteresado, además, libera de las cadenas
y alivia el sufrimiento. La novela trata el tema de las obsesiones y los miedos
humanos, de la cerrazón de los hechos, secretos y dolorosos, ocurridos en el
pasado, del abuso infantil y femenino y
de las heridas indelebles que dejan en el corazón de quienes lo padecen.
En el tiempo en que se
desenvuelve la narración este hecho es un tema tabú que no puede ser denunciado
ni aireado y hay que silenciarlo y sufrirlo en familia. De este modo, el
agresor sale indemne y nunca toma plena conciencia del mal que ha hecho ni del
daño producido en su víctima. Pero el odio y el dolor continúan haciendo mella
en el corazón de esos seres indefensos ante la falta de escrúpulos del delincuente
hasta que la vida, a través de sus envites, pasa factura al mismo.
Es una novela llena de
intriga, misterio y emoción con elementos fantásticos o imaginarios que tiene
su antecedente en el Realismo Mágico de los escritores hispanoamericanos, cuyo
representante es Gabriel García Márquez.
Recomiendo la lectura de esta novela salida de la pluma de una
escritora, prolífica, fraguada en este tiempo actual de crisis económica,
social y de valores.
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