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Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

jueves, 24 de agosto de 2017

VIEJAS MOSCAS


 

Moscas, viejas moscas,
fisgoneando en el aire

del cementerio, en las fosas,


en la cocina, en el baño y en la sala.

Amigas de los espejos.
Moscas, etéreas y vaporosas

tan molestas e insistentes,
insoportables y huidizas, obstinadas.

Vosotras que os posáis sobre las heces,
en el rostro de los muertos,

en lo pútrido e inmundo, 
en la boca y en los ojos de los niños.

Vosotras, viejas moscas,
¿qué misión traéis al mundo?

Solo molestar  al prójimo y marranearlo todo.
Pegajosas, repugnantes, viejas moscas.

 
Evocando los años de mi niñez,
escucho vuestro cansino zumbido,

revoloteos alrededor de la sopa

para mojar vuestras nauseabundas patas.

Veo mujeres agitando sus mandiles
para arrojaros de casa, veo paletas

persiguiendo vuestros danzarines  vuelos.

Veo los frascos del DDT
espolvorizando el aire,

veo pobreza, desatinos y miseria.

Os detesto, sucias moscas,
que dejáis vuestra huellas por doquier

y ensuciáis todas las cosas.


La escritora, amiga, compañera y coordinadora del libro SIERRA MÁGINA, TERRITORIO LITERARIO, Socorro Mármol ha propuesto al grupo de escritores de dicho libro que escribamos sobre las moscas. Este poema es mi respuesta a la misma.
 

 

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