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Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

jueves, 21 de marzo de 2019

TU IMAGEN DEL MAR. DÍA de la POESÍA

Para celebrar el Día de la Poesía, cuelgo este poema. Espero que os guste.

En la alforja de mis sueños,
navegando a la deriva de los luceros,
llevo tu imagen del mar.


Más allá de las espumosas olas del llanto
grita la mar, gime el piélago.
El dolor del absoluto en lo oscuro, la herida visceral
del tiempo roto en los abismos estelares.
Crepita la mar desnuda con su túnica de espumas blancas.
Su demencial alarido flagela el tulipán de mi espalda.
El agua, con sus labios de sal, besa los cauces de mi destino,
mi playa de soledad, mi estandarte de magnolias,
mi triste canción de nostalgia.

Escucha su ancestral borboteo
de algas sedientas de misterio,
ignotas, en la distancia marina del arpa de sus manos.
Profundidad de los océanos donde el espejo del agua
quiebra su luz virginal, su demencial alameda de peces,
sus bancos submarinos de caracolas.
Silenciosa madreperla acunando
su soledad milenaria de siglos errantes,
sus tesoros ambarinos, como antorchas,
                                                           sus taciturnos  lamentos.
                       

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