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Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

domingo, 7 de febrero de 2021

MI ARTÍCULO DEL MES DE FEBRERO EN IDEAL SIERRA MÁGINA

 

Este es mi artículo del mes de febrero en IDEAL SIERRA MÁGINA. Esta vez versa sobre la pandemia y las vacunas en España. Posteriormente, a la escritura de este artículo, llegaron a nuestro país otras vacunas, que ya han empezado a ponerse, comenzando por los más vulnerables, aunque algunos se han adelantado. Esperamos que pronto lleguen a todos nosotros y podamos estar inmunizados contra este maligno virus. Abajo lo cuelgo en letra más grande.



LA VACUNA DE LA COVID-19, UNA LUZ A LA ESPERANZA

La pandemia de la Covid-19 nos ha dejado muertes, paro, miseria, desengaños y pena en el corazón. Han fallecido muchos ancianos en las residencias, pero también gente de todas las edades, incluso niños y jóvenes. Unos han cogido el coronavirus en su trabajo o en las relaciones cotidianas, pero otros han sido temerarios y han asistido a fiestas sin ninguna medida de seguridad y el virus les ha pasado factura. También la pandemia ha generado mucha desconfianza, soledad y tristeza, pero nos ha servido para darnos cuenta de lo importante que es estar cerca de las personas que queremos y mantener relaciones con ellas a menudo. Los abuelos no han podido relacionarse con sus nietos durante bastantes meses y todavía no pueden hacerlo y los nietos han carecido de ese contacto tan enriquecedor con sus mayores y seguirán careciendo del mismo hasta que se alcance la inmunidad de grupo. Las familias han tenido que mantenerse cada una en su casa y los amigos no han podido juntarse para disfrutar de la presencia de los demás. No podemos dejar que la distancia nos aleje y nos separe de lo que verdaderamente importa. Tenemos que hacer todo lo posible para que nuestra vida retome la normalidad anterior a la invasión de este perverso virus.

Actualmente, la situación es problemática. Pensábamos que, una vez acabada la desescalada, las cosas estarían mejor, pero no fue así. En primavera se anularon las fiestas, la Semana Santa y los festejos y se paralizó el país. Aunque esto logró que se redujeron los contagios, con la desescalada estos aumentaron. Entonces se tomaron otras medidas como: limitación del aforo en los bares, en los restaurantes y en los templos, se redujeron los horarios en los establecimientos y se volvió a imponer el toque de queda. Para favorecer la economía, se permitió la movilidad entre municipios, provincias y comunidades autónomas y los vuelos al extranjero. Algunas gentes viajaron de un sitio a otro dentro del país y fuera, parte del turismo volvió y se activó la economía en una pequeña proporción. No obstante, tuvieron que cerrarse algunos negocios, hoteles y restaurantes por falta de clientela con el consiguiente desempleo que esto generó. Las empresas dedicadas a la promoción de viajes también se han visto perjudicadas porque apenas se hacen viajes, otras empresas (bares, establecimientos y locales comerciales) han cerrado y las que no lo han hecho han tenido pérdidas y se han visto obligadas a despedir empleados. Si observamos el terreno cultural, las pérdidas en este sector han sido cuantiosas. Actores, actrices, humoristas, cantantes, músicos, empresarios de salas de fiestas, de cines y teatros, así como editoriales, bibliotecas, escritores y todas las personas dedicadas a la cultura han sufrido en sus carnes este tiempo cruel de retraimiento, de encierro, de escasez de público y de ausencia de relaciones sociales y han tenido muchas pérdidas económicas. Gracias a los ERTES, algunas familias han podido salir adelante.

Como en el verano no se hicieron los deberes, en el otoño nos llegó la segunda ola de la pandemia. Entonces se volvieron a poner medidas, pero menos restrictivas que las de la primavera. Durante todo este tiempo, hemos comprendido que las relaciones sociales aumentan los contagios porque hay personas asintomáticas que contagian a los demás sin saberlo. Tenemos que seguir siendo muy cuidadosos, mantener las distancias, evitar aglomeraciones y reuniones, lavado frecuente de manos, uso de mascarillas y quedarnos en casa siempre que sea posible.

Las fiestas de Navidad y de Año Nuevo, celebradas en todo el país, están aumentando los contagios en todas las comunidades. A pesar de que las autoridades sanitarias han advertido en muchas ocasiones del peligro que suponen las reuniones porque con ellas se aumentaban los contagios, algunos han hecho oídos sordos a esas recomendaciones y han participado en fiestas multitudinarias sin medias de seguridad, sin usar mascarilla y sin guardar la distancia. Otras personas sí han cumplido las normas, pero ahora se ven igualmente involucrados en una nueva ola de contagios. En algunas comunidades, dada la incidencia de los contagios, de gentes ingresadas en los hospitales y del aumento de enfermos en las UCIs, han tenido que tomar nuevas medidas de control.

Con la llegada a nuestro país a finales de diciembre de la vacuna de Pfizer, que tiene un 95% de efectividad, en nuestras vidas se ha encendido una luz a la esperanza, se ha abierto una ventana a las expectativas sanitarias y se han alimentado muchas ilusiones esperando desterrar la Covid-19 de nuestro entorno. Ya se han vacunado los ancianos de algunas residencias y sus cuidadores. También se han vacunado algunos sanitarios porque ellos están en contacto con los enfermos y hay que protegerlos. Las vacunas no son obligatorias, pero si están recomendadas para todos porque son importantes para eludir esta maldita pandemia que tanto daño nos está causando en todos los terrenos. Si alguien no puede ponérsela, tendrá que ser la autoridad sanitaria la que lo indique. Desde sanidad se ha anunciado que seguirán llegando vacunas a nuestro país, entre ellas la de Moderna y que, para el verano de 2021, estará vacunada gran parte de la población. Pero mientras tanto, tenemos que seguir cumpliendo las medidas de seguridad y evitando encuentros y afluencias de personal.

Ya han empezado los timos con las vacunas. Los estafadores se adelantan a todo, llaman a los ancianos y les dicen que van a ir a sus domicilios a vacunarlos, se visten con batas blancas para que los dejen entrar en sus viviendas, pero solo van a robarlos. Tenemos que decir que las vacunas se pondrán en los Centros Sanitarios y que hay que esperar a que nos llamen. No podemos fiarnos de esos farsantes que solo quieren perjudicarnos.

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