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Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

miércoles, 17 de febrero de 2021

MIÉRCOLES DE CENIZA, EL COMIENZO DE LA CUARESMA

 

Hoy 17 de febrero es Miércoles de Ceniza. En nuestra Iglesia Parroquial de la Santa Cruz de Pegalajar, hemos celebrado esta festividad, cumpliendo todas las normas exigidas por las autoridades sanitarias para combatir la pandemia del covid-19: desinfección de manos, uso de mascarillas,  guardar las distancias de seguridad y evitar las aglomeraciones.

La imposición de las cenizas nos recuerda que nuestra vida en la tierra es pasajera y que la vida definitiva se encuentra en el Cielo. La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza y es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Cuarenta días que la Iglesia marca para la conversión del corazón.



Las palabras que se usan para la imposición de cenizas, son: “Concédenos, Señor, el perdón y haznos pasar del pecado a la gracia y de la muerte a la vida” “Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás” “Arrepiéntete y cree en el Evangelio”.

Antiguamente los judíos acostumbraban cubrirse de ceniza cuando hacían algún sacrificio. En los primeros siglos de la Iglesia, las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un “hábito penitencial”. Esto representaba su voluntad de convertirse.

 

Las cenizas que se utilizan se obtienen quemando las palmas usadas el Domingo de Ramos del año anterior.
También, fue usado el período de Cuaresma para preparar a los que iban a recibir el Bautismo la noche de Pascua, imitando a Cristo con sus 40 días de ayuno.

 La imposición de ceniza es una costumbre que nos recuerda que algún día vamos a morir y que nuestro cuerpo se va a convertir en polvo.

Nos enseña que todo lo material que tengamos aquí se acaba.
En cambio, todo el bien que tengamos en nuestra alma nos lo vamos a llevar a la eternidad.

Al final de nuestra vida, sólo nos llevaremos aquello que hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos.
Cuando el sacerdote nos pone la ceniza, debemos tener una actitud de querer mejorar, de querer tener amistad con Dios. La ceniza se le impone a los niños y a los adultos.








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