Ayer,
29 de diciembre, a las 6 de la tarde, tuvo lugar la presentación de mi novela La
furia del viento en Arbuniel, un pueblo pequeño, pero con el sabor
peculiar de las localidades de Sierra Mágina. Está rodeado de colinas llenas de
olivas. El olivar de montaña, que es muy laborioso pero muy importante para la
economía de todos los maginenses, sobre todo de los que viven de los olivares y
del aceite de oliva. El magnífico AOVE de nuestra tierra, famoso en el mundo
entero. Arbuniel posee un frondoso manantial, por lo que en ese rincón del
mundo no falta el agua.
Gracias a todas las personas que hicieron posible la presentación de mi novela. A la alcaldesa Fátima que me presentó y lo dispuso todo para el acto, incluso nos ofreció un café con dulces navideños. A Pepe López, mecenas de la cultura, gestor de esta presentación y buen amigo, que habló del libro; a Juan que leyó el prólogo y al público asistente, que demostró estar interesado por la cultura y el saber. Gracias a todos ellos.
También es digna de mención la decoración pictórica del salón donde se realizó la presentación. En dicha sala pudimos ver con sorpresa reproducciones de cuadros de los grandes maestros de la pintura española: Velázquez, Murillo, Goya. el Greco etc. Así, pudimos contemplar: la fragua de Vulcano, el Niño del pajarito, que casualmente yo menciono en La furia del viento, el pozo de Jacob, la Alhambra de Granada, el Buen Pastor, la última Cena, algunas Inmaculadas, la maja vestida y varios paisajes goyescos de los alrededores de Madrid. Allí nos informaron de que las pinturas pertenecían a un pintor local, ya fallecido, que se dedicó a realizar esas reproducciones con gran maestría y fidelidad a los originales. Doy la enhorabuena a Arbuniel por contar con esa preciosa pinacoteca, a imitación de una sala del Museo del Prado, que en algunas ocasiones hemos tenido el placer de visitar.
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