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Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

viernes, 9 de julio de 2021

CAMINANDO HACIA UN FUTURO INCIERTO

                

Este es el artículo de mi autoría publicado en el periódico IDEAL SIERRA MÁGINA, para el mes de julio de 2021. Abajo lo cuelgo en letra grande para que podáis leerlo. 


CAMINANDO HACIA UN FUTURO INCIERTO   

¿Cuál será el futuro de la sociedad actual? Ya lo estamos vislumbrando. Desde 2008, con la denominada Crisis del Ladrillo, el paro comenzó a hacer grandes estragos en nuestro país, amén de otros países. Se cerraron muchas empresas familiares y otras más grandes. La escasa industria de la mayoría de los pueblos, entre los que se encuentran los municipios de la comarca de Sierra Mágina, hizo aguas por doquier. Muchas personas quedaron en el paro. Los más perjudicados fueron: el colectivo de las mujeres, el de los jóvenes de ambos sexos y el de los obreros mayores de cincuenta años. Pero también perjudicó al personal de otros muchos sectores.

Por si esta crisis hizo poco daño a la población mundial y a la española, en concreto, a primeros del 2020, nos llegó la pandemia del Covid-19, surgida en China, unos meses antes, y, en poco tiempo, extendida por todo el mundo. De las formas de haberla detenido no vamos a hablar en este artículo. Aunque también sería un tema interesante, porque todos los gobiernos, las comunidades y la población pagamos la lacra de ser inexpertos en el terreno de la pandemia. Carecíamos de praxis, de conocimientos y habilidades para saber atajarla a tiempo, con objeto de que no hubiera contagiado la población mundial en su totalidad.

Esta pandemia nos encerró en casa y paralizó la economía de las empresas que no eran necesarias para la subsistencia. Hecho que ha acrecentado el desempleo y conseguido que muchos obreros se queden sin trabajo. A la hora de abrir, bastantes empresarios comprueban que han perdido parte de la clientela, por lo que se hace necesario trabajar en esta dirección, porque, de lo contrario, no podrán cubrir los gastos, obtendrán pocas ganancias y será imposible admitir a todo el personal que trabajaba en la empresa antes del cierre y que pronto dejará de estar cubierto por los ERTES.

Actualmente, el paro es muy grande en nuestro país, en el que vamos a centrarnos, para no abarcar un campo tan extenso de acción. La gente joven no encuentra trabajo, a pesar de que muchos jóvenes poseen estudios universitarios. La generación mejor preparada, hasta ahora, tiene que emigrar a otros países para buscar su medio de subsistencia. En España, el terreno laboral está lleno de contratos basura que abarcan poco tiempo: meses, semanas, días e incluso una sola jornada, y todo ello, ganando un salario de miseria, con el que no se puede hacer frente a los gastos cotidianos ni adquirir un vehículo ni una vivienda y, mucho menos, formar una familia. Esta sociedad capitalista y global maneja el dinero a su antojo, proporcionando pingües dividendos a los más ricos y restándoselos a los trabajadores. Así, está propiciando masas de gente que, para saciar sus necesidades más perentorias, tienen que acudir a las ONGs como: Cáritas, Cruz Roja, los comedores sociales, etc. De esta forma, están creciendo por todas partes las colas del hambre; algo terrible, que, unos años antes, no padecíamos. Esto sucede porque el capital lo están acumulando unos pocos, los potentados, que cada vez son más ricos, en detrimento de los pobres, que cada vez acumulan más miseria.

Algunos obreros apenas tienen tiempo de descanso para las actividades de ocio, culturales y formativas, otros no pueden disfrutar de unas vacaciones remuneradas. Muchos son interinos; las empresas no quieren hacer fijos a sus trabajadores, para que no adquieran derechos. Otras cierran sucursales y echan a los empleados. Así está funcionando la banca desde hace varios años. ¿Qué pretende esta al juntarse con otras más poderosas? Sin duda alguna, obtener mayores beneficios y evitar gastos. La clientela y los empleados no les interesan lo más mínimo. Siempre hemos oído decir: «Los peces grandes devoran a los más chicos». Esta práctica sórdida y egoísta ha funcionado en el mundo desde siempre, pero, ahora, por causa de la crisis económica de la primera década del siglo y de la terrible pandemia, está en todo su apogeo. Los grandes almacenes y otras empresas importantes están actuando de igual modo.

La jubilación cada vez le llega al trabajador más tarde. Algunos, con tanto apurarlos, apenas van a tener tiempo de cobrar la pensión, y los jóvenes tardan más tiempo en acceder a su primer empleo. A estos se les discrimina por la falta de experiencia. Y aquí entramos en un círculo vicioso: si no empiezan su vida profesional, nunca tendrán prácticas y pericias laborales. A la hora de hacer entrevistas de trabajo, rechazan a quienes son mayores; los excluyen por causa de la edad, quieren gente más joven. A las mujeres les dan de lado, para no tener que costearles el tiempo de la baja si se quedan encinta.

Últimamente, se están haciendo demasiadas adquisiciones de productos por Internet. Las operaciones comerciales online están absorbiendo las ventas y arruinando a las pequeñas empresas locales, que ya no pueden seguir manteniéndose sin recibir ayudas. ¿Hacia dónde camina esta sociedad de consumo? Si no le ponemos remedio, caminará hacia la autodestrucción.

La pobreza está aumentando en todo el mundo. La diferencia entre pobres y ricos es cada vez mayor. La clase trabajadora se está hundiendo, poco a poco, en el légamo de la miseria, porque con los bajísimos sueldos que percibe no puede hacer frente a los gastos familiares. Hecho por el que los índices de natalidad están decreciendo. En nuestro país, las parejas tienen cada vez menos hijos y no se casan. No tienen recursos para sufragar los gastos que lleva consigo un enlace, como hace veinte, treinta o cuarenta años lo hicieron sus padres.

Ayudemos a nuestra sociedad a seguir adelante y luchemos contra la globalización y a favor de las economías locales y del reparto justo de la riqueza.



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