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Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

domingo, 6 de febrero de 2022

ASOMADA AL BALCÓN DE MI PECHO

 


Asomada al balcón de mi pecho

he visto brotar la blanca flor del almendro,

en los campos de la vida y la esperanza.

    Esas flores han brotado con el sol del mediodía,

    como un arrebol de nacaradas espumas,

    danzando en las nubes del invierno,

y he imaginado el amor, golpeando,

con sus dedos, mi ventana.

 

Tal vez todo pueda renacer de nuevo

en los espejos del aire, en los cristales del agua.

Quizá el sol quiera brillar para mí

y haga germinar mi corazón como pradera florida

en el fondo de mi ser.

 

Y vendrán otra vez las palomas mensajeras

desde el fondo encarnado de tu entraña,

como estrellas anhelantes, a posarse

en las manos dadivosas del amor.

   

Tañerán las campanas de la aurora

como antorchas encendidas en mi pecho

al son de la amanecida,

o al ritmo febril de la tarde,

festejando el caudal de mariposas

que desborda el río de la ilusión de mi alma.













 


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