Ese beso tan sutil, tan esponjoso
tan gentil, tan entrañable,
tan sincero y tan etéreo,
que me robaste un día,
aún lo llevo adherido
al contorno de mis labios.
Aún me caldea la boca,
el pecho, el vientre y los ojos.
Deambulando va a su antojo
por los jardines del alma,
por las laderas del pecho,
por los parajes del corazón.
Aún me quema las entrañas,
me sube por la garganta
y me acaricia la lengua,
los dientes y las encías,
el paladar y la boca.
Aún enciende sus hogueras
en el caudal de mi sangre.
Ese beso, hurtado al aire
de los amores
y al tapiz de la emoción,
me sabe a miel y a naranja,
a las corrientes del Sur
y a paloma mensajera,
sobrevolando contigo
los cielos de la ilusión.
En CasaRosada, 13-4-2021, Pegalajar
Precioso. Ese y muchos besos más anidan en mi corazón.
ResponderEliminarGracias, los besos son señales de cariño. Te envío uno.
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