El regreso de la amazona es un precioso poemario lleno de belleza, emoción, recuerdos, maravillosas descripciones y vida. Este poemario te deja una profunda huella por sus magníficas descripciones y nos confirma el conocimiento de la autora sobre el mundo clásico. La mitología griega está presente en todo el libro. Sus poemas son como una lluvia de estrellas y mitos que descienden de la inmensa plenitud de su cielo cultural y clásico, y nos muestran la brillantísima clarividencia de la autora.
1ª parte. El
camino. Esta es un recorrido por los senderos de su existencia, tiempo en
el cual vive fuera de su Ítaca querida, triplicando el tiempo que estuvo Ulises
ausente de su tierra. Como este personaje la autora tendrá que enfrentarse al cíclope
Polifemo, (su trabajo y sus luchas internas y externas por conseguir sus
sueños) a la ninfa Calisto, (su tiempo feliz dedicada a la enseñanza) y a los
dulces cánticos de las sirenas, que la embaucan para que no regrese a su
tierra. Pero ella, como Ulises se tapa los oídos, tratando de no escucharlas.
Tiene que aguantar, además, los vientos antagónicos del odre dado por Eolo y
abierto por los marineros. El vareo es un homenaje a los olivos de
Sierra Mágina, a los vareadores y a todos cuantos laboran en la recolección de
la aceituna. Sancti Petri y Al faro de trafalgar son un homenaje
a la mar, a las entrañas rocosas del océano, a la historia, a los piratas y a
la fugacidad del tiempo. El castillo de Bedmar es un homenaje a ese
pueblo y a las ruinas de su castillo, antaño inhiesto, construido con piedras
vivas y porosas y prestando su refugio a las gentes que lo habitaron y al
macizo Aznaitín, vigía y guardián del pueblo y de sus gentes.
2ª parte. El
regreso. Como Ulises, la autora regresa a su tierra. Vuelve a su Ítaca
querida, de rocosas laderas y de cielos despejados. Como Ulises he vuelto.
Con el rostro marcado por el tiempo, el cuerpo maltrecho, el alma herida.
La autora se duele del paso del tiempo, de las huellas y las heridas que el
mismo deja en su cuerpo. Es una queja que todos entonamos en el fondo de
nuestro ser. ¿Quién no añora la juventud perdida? ¿Quién no recuerda las duras
batallas que nos han deparado los años vividos? La casa oscura. Hoy
me he sentido extraña y me he sentido intrusa. Así se siente la autora en
esa casa. La casa luminosa. Indefensa ante la bruma del recuerdo.
Al principio, la poetisa se siente perdida en esta nueva casa, pero después se va
reencontrando en la misma y da gracias a la aurora por arrancarla de las garras
de la noche. También se encuentra con los recuerdos de su padre: El jardín
de casa, con la encina de su niñez, a la que dedica un poema: Señora,
y con las golondrinas, que como las de Bécquer, no volverán. Las golondrinas
del camino. Hay días en los que el destino firma una tregua y nos
concede el alivio tanto tiempo deseado. Bandera blanca. A veces la
vida nos da un respiro, y el mundo no es tan cruel, y la lluvia nos sonríe
mientras riega los jardines de nuestra alma. Hoy me
han dicho que te has ido y he llorado tu ausencia… Espérame, tal vez allí, en
la otra orilla, sea posible el reencuentro que nunca ocurrió. Elegía,
a un amor que se ha ido y que solo ha dejado una estela de huellas
desdibujadas.
3ª parte. Las razones. En
esta parte la autora explica las causas del regreso: el miedo a los encuentros,
a no poder recordar, a la decepción, al llanto, al cansancio de vivir y de
trabajar y al fin de todo. El primer poema se titula Difícil. En este poema hay estrofas muy
bellas, todas llenas de pasión y de sentimiento. Difícil
cerrar los ojos y no verte en la cortina de lágrimas que imagina tu rostro inclinado
hacia adelante. Es difícil contener el impulso de abrazar tu sombra. Es
difícil, muy difícil no soñar tu regreso, tal vez un gesto, tan solo, que me
hable de ti. Es difícil, pero es. En el poema El fin, dice: Y
todo terminó como si nada hubiera pasado, como termina todo, disolviéndose en
la nada. Se queja la autora de lo efímero del tiempo, de su disolución en
la nada de la cual procede. En el poema El llanto, con lágrimas llora su
pesar y desea que desaparezca, que lo abandonen en un recóndito lugar para que
no regrese nunca. En el último poema denominado Me da miedo el Minotauro,
habla de sus miedos y dice: Me dan miedo los cuentos, las fábulas, las
mentiras, porque nos hacen creer en un mundo que no existe.
Querida Adelaida, me ha
encantado tu poemario, en el que das aliento a las palabras para que expresen
todo lo que siente tu corazón e intentas comunicárselo al lector con una lucidez
infinita. Recomiendo este poemario a los amantes de la poesía.
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