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Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

lunes, 15 de noviembre de 2021

UNA TARDE VESTIDA DE ESPERANZA

 


Esa blancura insomne de la tarde,

ese temblor oculto que te hiere,

que acerca los suspiros a tu pecho,

te invita al estertor de una caricia

que levita, adormecida,

en el lánguido cristal

de nuestros labios.

 

Ese verdor perenne de la niebla,

repleto de cristales somnolientos,

y el tibio sol que ahora nos calienta,

que dora el despertar de tus recuerdos,

desnudos, en el brillo de tu boca,

te ofrecen el sedal de sus espumas

y apagan el dolor de mis quebrantos.

 

Desdenes que se ciernen de repente

sobre los corazones malheridos

y borran sus estelas luminosas.

 

Despierte ya la luz dormida al beso

que en sus jugosos labios trae el día

y, como la primavera en flor de una crisálida,

entregue sin temor sus claridades

al alba, que se anilla suavemente,

en el contorno azul de esas montañas.

 

Amar, vivir, alzarse hasta otro cuerpo,

dejarse el corazón en otras manos

es como sentir en las entrañas

el cálido arrebol, la dulce brisa

de una tarde vestida de esperanza

 

 


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