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Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

miércoles, 23 de junio de 2021

PALACIOS NAZARÍES DE LA ALHAMBRA DE GRANADA

 

En nuestro viaje a Granada hice un gran reportaje de la Alhambra, que os iré mostrando poco a poco. Hoy os enseño los Palacios Nazaríes, residencia de los reyes de Granada. Los empezó a construir el fundador de la dinastía, Alhamar, en el s XIII, aunque las edificaciones que han pervivido hasta nuestros días datan, principalmente, del s XIV. Estos palacios encierran entre sus muros el refinamiento y la delicadeza de los últimos gobernadores hispano-árabes de Al Ándalus, los Nazaríes.

Tres palacios forman este recinto: El Mexuar, El Palacio de Comares, o de Yusuf I y el Palacio de los Leones, o de Mohammed V.

El concepto intimista del palacio real, cerrado a los ojos del curioso, armoniza la robustez de los paños exteriores con la fragilidad del interior, donde los elementos arquitectónicos se tornan puramente ornamentales. Los materiales pobres con que se decoran los palacios ponen en evidencia la temporalidad de la construcción con respecto al cosmos, prueba de la transitoriedad del hombre. Los patios, continuas alusiones al jardín, con elementos de inspiración persa y musulmana, son el anticipo del paraíso, oasis del nómada, goce de los sentidos. El agua, elemento que da forma al palacio, aunando el jardín con la arquitectura, representa la pureza; agua cristalina que corre entre los mármoles de las fuentes; agua de vida que da riqueza y frescor al jardín, belleza estética, generosidad del sultán... todo un mundo de símbolos y estímulos.



















 

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