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Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

miércoles, 18 de septiembre de 2024

RESEÑA DE LA NOVELA EL NOMBRE DE LA ROSA DEL ESCRITOR UMBERTO ECO A CARGO DE LA AUTORA ENCARNA GÓMEZ VALENZUELA

 



El nombre de la rosa es una novela histórica de misterio, la primera del escritor y semiólogo italiano Umberto Eco, publicada en 1980. Está ambientada en una abadía benedictina al norte de Italia, (Alpes italianos) en el S. XIV. Nos ofrece un ambiente tenebroso con días nublados, llenos de niebla, y tormentas y un entorno peligroso con montes elevados y escarpados y con veredas sinuosas. La novela es extensa, casi 500 páginas y con una letra pequeña. Narrativa Actual RBA Editores, editorial española. Esta es la versión leída por quien escribe esta reseña.

De Umberto Eco, tenemos que decir que escribe con gran minuciosidad, conocimiento y perfección y que tuvo que hacer grandes investigaciones para escribir esta novela en la cual destacan muchos factores tales como, la perfección del lenguaje. La belleza de las descripciones y la concreción de las mismas. El dominio cognitivo de la arquitectura de las catedrales, a la hora de describir la iglesia de la abadía.  El conocimiento exhaustivo de las Sagradas Escrituras y del latín. Los estudios realizados sobre las hierbas del campo y concretamente, de las plantas que cultivaban en el huerto de la abadía, y las propiedades de las mismas, más que nada, de la venenosas. La erudición versada sobre las piedras preciosas, y su comparación con la virtudes teologales y cardinales, poseídas por las personas, estos comentarios sobre las piedras preciosas los expresa el narrador a raíz de las que el abad tenía en su anillo, del que no quería desprenderse. La teoría sobre la risa es tratada también como algo procedente del maligno, dice que la risa es la distracción de la plebe. También trata el miedo, sentimiento que nos paraliza. El pecado de la carne, que nos conduce al infierno. Además de la lucha por el poder y el dominio dentro de la iglesia. La pobreza de Cristo, seguida por algunas órdenes. Las pasiones humanas, en las que todos caemos. Y muchas más teorías y realidades que demuestran con creces las investigaciones realizadas por el autor. Tiene también alguna frase que condena a la mujer por su cuerpo deseable, en boca del fraile Ubertino dice: Cuando la naturaleza femenina, tan perversa, se sublima en santidad, entonces se convierte en el más elevado vehículo de la gracia. A la mujer, en esa frase nos la presenta como algo detestable, por ese cuerpo sensual, que induce a los hombres al pecado de la carne. A veces, el narrador entra en conversaciones o descripciones pesadas que, aunque bellas y bien realizadas, pueden aburrir al lector.  

Esta novela es una mezcla de historia policiaca y narrativa culta. Está escrita en primera persona por un personaje que vive la historia: Adso de Melk, un novicio benedictino, bajo la tutela de fray Guillermo de Baskerville, un fraile franciscano, al que acompaña en algunos viajes. Adso relata cómo su maestro desvela el misterio de las muertes producidas en el monasterio, usando para sus investigaciones la deducción de lo visto y escuchado, la razón y la lógica. La historia está escrita desde la madurez de Adso, evocando sus años jóvenes. Guillermo es un fraile franciscano con dotes de detective e investigador, uno de los personajes principales de la novela. Este hombre es un antiguo inquisidor que presidió algunos juicios en Italia e Inglaterra y destaca por su gran perspicacia y sencillez.           

Guillermo de Baskerville, acompañado de Adso de Melk, su discípulo,  llegan a la abadía para investigar la muerte de un fraile en extrañas circunstancias. Nada más llegar, y antes de ser informado, Guillermo, mediante la observación directa y su ingente sagacidad sobre todo lo visto y escuchado, percibe detalles acerca de aquella muerte, que le serán muy útiles durante toda la investigación. Por lo descubierto, pide al abad de la abadía el acceso a la biblioteca, una de las mejores dotadas del mundo conocido entonces, que guarda libros desde la antigüedad hasta ese tiempo y que consta de muchas salas, que se comunican unas con otras, en las cuales los libros se guardan siguiendo unas claves desconocidas para los recién llegados.  El abad le niega la entrada a la biblioteca. No obstante, ellos logran entrar por la noche. La primera vez que lo hacen se pierden, después lo harán con mayor sentido de la orientación.

La extensa historia sucede en solo seis días, pero hay que añadirle un día más, la noche misteriosa y fulminante del séptimo día, en la cual se encadenan los descubrimientos y terribles sucesos finales. Cada día transcurrido en la abadía consta de varias partes, en la cuales los frailes se reunían en la iglesia para hacer oración e implorar la misericordia divina. Estas partes del día eran: Maitines, Laudes, Prima Hora, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas. Distribuidas todas ellas a lo largo del día, empezando desdela 3 de la madrugada, hasta la 6 de la tarde. Los monjes se acostaban a las 7 de la tarde y se levantaban antes de la 3 de la mañana, para acudir a los rezos matutinos.

Mientras el investigador fray Guillermo y el discípulo Adso están en la abadía, suceden una serie de muertes trágicas y oscuras que algunos achacan a la presencia del maligno en la abadía, y que los frailes investigadores tienen que desvelar. Ellos van recogiendo pistas, por todo el recinto, sobre todo, por la magnífica biblioteca y destapando detalles que les serán muy útiles para desvelar la gran maraña de aquellas muertes ocurridas en extrañas circunstancias. En las mismas hay varios personajes implicados, de forma indirecta, y muchos intereses particulares. Para resolver los asesinatos fray Guillermo se vale de deducción, sobre lo que ve y escucha y de la razón y la lógica natural.

El culpable principal de aquella trama mortal es el personaje que menos se espera, por lo que al lector le produce una gran sorpresa. La investigación acaba en la noche del séptimo día, en la que todo queda resuelto a la vez que ocurre una gran tragedia, en las últimas páginas del libro. En el tratamiento de estos siete días del autor en su narración, vemos una similitud con la Historia Sagrada, según la cual, Dios creo el mundo en seis días y el séptimo descansó.    

Esta novela nos informa sobre el terrible oscurantismo de supersticiones y creencias erróneas usadas por la Iglesia Católica para controlar a quienes se acogían a su protección. Nos habla de la Santa Inquisición, que se erigía como juez, elemento de tiranización y mano interventora e intransigente en el nombre de Dios, para ejecutar a las personas, acusadas de herejía, de brujería, de cisma, de cultos distintos al de la iglesia, de adulterio y de malas prácticas cristianas. Así también consiguen adoctrinar a las gentes.  

 

La forma de matar, tratada en este libro, parece tener sus antecedentes en el famoso manuscrito de la literatura universal: Las mil y unas noches, donde se muestra la magia de los cuentos orientales. Para la creación del fraile Guillermo de Baskerville, Umberto Eco se inspira principalmente en dos personajes, el filósofo medieval Guillermo de Ockham y el detective de ficción Sherlock Holmes. El autor de El nombre de la rosa hace una descripción de Guillermo de Baskerville en la que se observa bastante parecido con la que hace Conan Doyle de su Sherlock Holmes. Otra similitud consiste en que fray Guillermo, según el narrador, coge hierba de campo y la mastica con la vista perdida y guarda alguna para otra ocasión en que se halle asolado por la tensión nerviosa. Mientras que Sherlock Holmes es un drogadicto, manifestando especial predilección por la cocaína.

Además, Guillermo de Baskerville para sus investigaciones se apoya constantemente en un conocido principio que es básico en todas las novelas de Sherlock: "Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

De otra forma, también son frecuentes en el desarrollo de la historia las menciones a Guillermo de Ockham (quien vivió en la época en la cual se desarrolla la novela) y en las deducciones del franciscano siempre está presente el conocido Principio de la Navaja de Ockham  que promulga que, ante varias opciones para un mismo problema, la solución más simple será la correcta.

Como algo especial de sensualidad, practica amorosa y sexual, narra el encuentro casual de Adso con una muchacha de la aldea, en la cocina de la abadía, de la que se enamora y a la que ha de olvidar. Luego descubre que la joven ha llegado a la abadía para conceder privilegios sexuales a quienes le proporcionaran alimentos muy necesarios para su familia. La chica se ve obligada a vender su cuerpo a cambio de la obtención de víveres, porque en su casa pasan hambres. Este hecho nos habla hasta donde llegaba la necesidad de las clases pobres. El encuentro carnal de Adso con aquella joven lo narra Umberto con una delicadeza, extensión y sensualidad exquisitas. Remitiéndose siempre a los textos bellos conocidos y recordando muchas citas de los libros sagrados. Compara el cuerpo y el amor de la muchacha con todo lo más bello conocido en el mundo.

Para la elección del título de este libro el escritor cotejó varios nombres. Todos a los que se lo comunicó se decantaron por el título que acabó dándole a la novela El nombre de la rosa. Con el mismo creo que se refiera a la chica con la cual conoció el amor, pero nunca supo su nombre. Cuando se la llevó la Inquisición para ajusticiarla, Adso sufre por ella y siente no haber sabido cómo se llamaba. Entonces le da el nombre de varias cosas bellas que conoce.

Esta novela recibió premios literarios como: el premio Strega, máximo galardón literario en Italia en 1981. El Premio Médicis Extranjero en 1982, además de otros importantes reconocimientos en varios países. 









 

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