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Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

domingo, 17 de octubre de 2021

LA TRAGEDIA DE LAS MUJERES AFGANAS

 


Este es el artículo de mi autoría publicado en el periódico IDEAL SIERRA MÁGINA, para el mes de octubre de 2021. Abajo lo cuelgo en letra grande para que podáis leerlo.


 LA TRAGEDIA DE LAS MUJERES AFGANAS 

        

A lo largo de la historia, las mujeres hemos sido marginadas por la sociedad. Quizá por eso las féminas somos tan luchadoras. En ocasiones, solemos tener más resistencia que el varón. En el siglo pasado, y en nuestro país, para asistir a las clases universitarias, algunas tuvieron que disfrazarse de hombres. Varias escritoras debieron firmar sus libros con el nombre de sus esposos y alguna científica tuvo que renunciar a sus descubrimientos y dejar que se los arrogara un varón, porque si la sociedad advertía que procedían de ellas, serían rechazados.

Vamos a ver opiniones a favor de la mujer:

Según la Biblia, que nos cuenta la historia del pueblo de Dios de una forma lúdica, metafórica y sencilla, Eva fue sacada de la costilla de Adán, y Dios le dijo al hombre: Esta mujer es carne de tu carne y sangre de tu sangre. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. Este mensaje, hoy podemos interpretarlo de la siguiente forma:

La mujer fue creada de la costilla del hombre, no de sus pies para ser pisoteada. Fue sacada del costado del varón, para ser igual que él. Fue tomada de debajo de su brazo para ser protegida. Esa costilla estaba muy cerca del corazón masculino, lo que implica que debe ser amada por él, porque su cuerpo procede del suyo propio.

Veamos la opinión textual sobre las mujeres de William Golding, 1911, 1993: “Creo que las mujeres están locas si pretenden ser iguales que los hombres. Son bastante superiores, y siempre lo han sido. Cualquier cosa que le des a una mujer lo hará mejor. Si le das esperma, te dará un hijo. Si le das una casa, te dará un hogar. Si le das alimentos, te dará una comida. Si le das una sonrisa, te dará su corazón. Engrandece y multiplica cualquier cosa que le des”.

Una mujer es un ser humano con la misma valía que el hombre. Si deseamos vivir en una sociedad igualitaria, empecemos respetando, valorando y midiendo a la mujer y al varón con la misma vara de medir.

En la lucha por la igualdad no podemos condenar a todos los hombres, ya que muchos aman a sus esposas, tienen relaciones igualitarias con ellas y son respetuosos con las demás mujeres.

Hoy queremos abogar por las mujeres afganas, esas que lo han perdido todo. Esas que han sido condenadas a la tristeza de la reclusión, a la oscuridad de una noche sin luceros y sin luna, a la soledad de un tiempo cruel que no las deja levantar el vuelo, para sobrevolar esos cielos azulados que son el reflejo de la libertad. Están esclavizadas al varón, amarradas a los barrotes de su lecho, como si fueran esclavas sexuales, ahogadas entre velos, oscuras levitas y burkas. La vida no las deja respirar, ni percibir el aroma de las flores de los parques, ni el olor del aire fresco de un atardecer meloso. Han sido borradas del mapa de la vida, para ser enterradas en su hogar y perecer enlazadas al hombre que un día las sacó de la casa paterna, pasando de una opresión familiar a otra marital más despótica, salvaje e inhumana, que no les da respiro. No pueden mostrar su rostro, ni ver con claridad la belleza y la hermosura que nos muestra la madre naturaleza, solo pueden mirar a través de la celosía de su absurdo burka. Son pajarillos errantes a quienes han robado los trinos.

La función de la mujer talibán es trabajar en la casa, cuidar de los hijos y atender al esposo. Su misión consiste en obedecer, respetar al marido y acatar todos sus mandatos; llevar el burka y cubrir su cuerpo y su rostro, para que nadie las vea a excepción de su dueño. La educación, la cultura y el trabajo, fuera de las cuatro paredes de su vivienda, le están totalmente vetados.

A las mujeres afganas le han impuesto demasiadas prohibiciones. No pueden salir de casa solas; tienen que ir acompañadas de un varón: marido, padre o hermano, el mahram. No pueden ser pacientes de un médico masculino. Tienen prohibido cursar estudios Hay azotes para las que no lleven el burka. Serán lapidadas públicamente si son acusadas de mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio. No pueden reír, cantar, usar cosméticos, practicar deportes, montar en bicicleta ni tener acceso a los baños públicos. Prohibición de asomarse a los balcones y necesidad de dar opacidad a sus ventanas. Tienen que viajar en autobuses femeninos. No podrán ser fotografiadas ni filmadas ni aparecer en revistas o murales. No pueden tener presencia ni voz en la radio, en la televisión ni en reuniones públicas. Todas estas imposiciones, además de otras, supondrán para ellas estar enterradas en vida. En este país, hay separación de sexos en todos los ámbitos.

En Afganistán se está viviendo un gran drama humano: familiares separados, hijos pequeños lejos de sus padres, pueblos arrasados y mucha desolación: El horror y la tragedia hechos realidad, convertidos en vida cotidiana. Algunos dicen que Afganistán es el hilo que va a desentrañar los sueños de Occidente, que es el primer paso para instaurar un nuevo orden internacional, y que lo que está sucediendo allí va a tener implicaciones mundiales. Quiera Dios y el mundo que esto no suceda. Muchos países han mandado aviones para rescatar a afganos y personas que han trabajado en el lado opuesto, cuyas vidas peligraban. Pero otros han dado la espalda al horror. No tenemos que olvidar que la mayor víctima de todo este atropello es la mujer. El mundo no puede ignorar esta realidad ni quedarse con los brazos cruzados.

 

 







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