De esta forma continua Victoria Godoy el prólogo de mi libro, Ojos de zafiro y otros relatos:
Desde
el nudo de estas historias hasta el desenlace no sobra nada. Toda la trama
reviste un perfecto ensamblaje para que pueda ser observada. Se trata de una
visión de la literatura como ética moral, que dibuja los roles del yo en el
mundo social.
Como
Dostoievski y Stendhal, la autora penetra en lo más recóndito del ser humano
con poderosa introspección, y traspasa el mundo onírico de los seres, (Ojos
de Zafiro); apunta al interior del ser con sus problemas existenciales, su
soledad, su angustia y sus pesadillas (La marea del amor); el mundo
cotidiano, de la experiencia urbana con sus tensiones y conflictos (Casa de
pecado, Las heridas del alma, Besos de miel, Sentimientos contradictorios,
Lencería fina), y sus diferentes formas de existencia (El mar de los
naufragios); el mundo realista, que refleja los rasgos característicos de
una época, las causas y efectos de un determinado hecho (La bodega maldita,
La taberna, Sonámbulos del dolor); el mundo del realismo mágico, en el que
la realidad, la fantasía y el misterio se funden como metáfora de la realidad
vivida (El naranjo, Huida a ninguna parte); y el mundo
fantástico, maravilloso o legendario, que surge de una inesperada alteración de
la realidad y provoca estupor en los personajes (El reflejo del agua).
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