Quisiera volar contigo hacia las estrellas
Sierra Mágina querida,
salvar infinitas distancias de años luz
entre tú y nuestros ancestros,
nutrirme de las esencias de una mañana de estío
para bordar pinceladas de quietud y de calma
en tus nacarados cielos.
de mi cuerpo a la geometría horizontal de
de tus paisajes para beber bocanadas
de nostalgia en las fontanas del verso
que emanan de tus entrañas.
Quisiera, Sierra Mágina querida,
sentir en mi pecho ese don privilegiado
del crepúsculo vespertino,
encendido de
pasiones, derramándose
en el espacioso
horizonte de tus verdes
olivares, iluminados, por ese sol de plenitudes
que dimana de la tarde.
Acuarela luminosa que tiñe de carmín
las veredas sedientas del corazón anhelante.
Haces de melancolía en tus pupilas.
Girones de tibio sol en las laderas del alma.
Es el invierno que llama a las jambas de tu puerta,
para coronar tus cimas con capa de blanco armiño
para entonar alegres revoloteos de palomas mensajeras
alrededor de mi cuerpo desnudo de amor y sueños.
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