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Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

sábado, 11 de diciembre de 2021

I CANTO A SIERRA MÁGINA

 


Quisiera volar contigo hacia las estrellas

Sierra Mágina querida,

salvar infinitas distancias de años luz

entre tú y nuestros ancestros,

nutrirme de las esencias de una mañana de estío

para bordar pinceladas de quietud y de calma

en tus nacarados cielos.

 Quisiera ajustar el universo vertical

de mi cuerpo a la geometría horizontal de

de tus paisajes para beber bocanadas

de nostalgia en las fontanas del verso

que emanan de tus entrañas.


Quisiera, Sierra Mágina querida,

sentir en mi pecho ese don privilegiado

del crepúsculo vespertino,

 encendido de pasiones, derramándose

 en el espacioso horizonte de tus verdes

olivares, iluminados, por ese sol de plenitudes

que dimana de la tarde.

Acuarela luminosa que tiñe de carmín

las veredas sedientas del corazón anhelante.

Haces de melancolía en tus pupilas.

Girones de tibio sol en las laderas del alma.

Es el invierno que llama a las jambas de tu puerta,

para coronar tus cimas con capa de blanco armiño

para entonar alegres revoloteos de palomas mensajeras

alrededor de mi cuerpo desnudo de amor y sueños.












 

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