De mi errante caminar por esta vida,
de ausencias y tempestad,
de mi arduo recorrido por este
mundo de dolor y de nostalgia,
de todo lo que he vivido,
en las orillas dolientes del tiempo,
al margen de la poesía y de los versos,
de las angustias y de las miserias,
de todas las experiencias vividas,
me quedo con la esperanza,
de un radiante amanecer
o de una tarde de otoño.
Quiero olvidar el dolor,
los desprecios, los desdenes
las negaciones y el desamor.
Recuerdo con emoción todo lo que he amado,
las personas a las que he querido,
todo lo que me entregué en la vida.
Las luchas que entablé por superar los escollos,
del camino, por sobrevivir a los obstáculos,
a las crueles trampas que me pusieron.
Siempre tuve el anhelante propósito de volar
por esos cielos azules de la vida,
por el cálido sendero hacia el sol,
por la ruta blanca hacia las estrellas
que visten la cúpula celeste.
Quise ascender hacia el amor de los astros
y hacia el brillo nacarado de los luceros.
Nunca he sabido si pude lograrlo o si no.
Quizá vosotros sí lo sepáis.
el pecho, las ilusiones y el corazón.
Dijeron que no me amaban,
que no me correspondían.
Eso era mucho pedir para una pavesa del aire,
para la insignificante perspectiva de una
pobre mujer, sin fronteras y sin cotas.
Era demasiado dar para los triunfadores.
Yo no merecía tanto empeño por su parte.
Debía seguir maquinando otras conquistas,
buscando otros horizontes, nuevas metas.
Allí podría encontrar todo lo que deseaba,
alegría y felicidad a manos llenas.
Me negaron muchas veces.
como a Cristo sus discípulos.
Sufrí distancias y lejanías, desilusión y fracaso.
Me pusieron zancadillas, me causaron desazones.
Practicaron hábilmente el ostracismo conta mí.
Me propinaron latigazos y mi pusieron una corona
de espinas, como la de Jesús Nazareno.
Todo lo asimilé como pude, a mi manera,
derramando muchas lágrimas,
partiéndome el corazón y el alma.
Pero aquí estoy, intentando
reestructurar los andamios de mi vida,
los cimientos del edificio de mi ser,
curar las viejas heridas que me hicieron,
sanar las antiguas llagas con un hálito
de esperanza, con un suspiro de amor.
En CasaRosada a 28 de diciembre de 2021
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