Quisiera ser luz y sol
para iluminar tus noches oscuras.
Leño para quemarme en tu hoguera.
Fuego, para consumir ese tronco fornido,
que va ardiendo lentamente en el hogar,
para caldear tus días, entre llamas encarnadas.
Diminuta pavesa, oscilando en el humo,
y bailando la amable danza del amor sincero.
Llama, para derretir la nieve, que el invierno
nos ha traído en su alforja de quimeras, y que
cubre las montañas con una blancura hiriente.
Quisiera ser aguacero, para lavar tus heridas,
para escurrirme jubilosa por tu piel,
sin toscos paraguas que cubran tu altiplanicie,
en una noche de magia, entre sonrisas y besos,
entre arrumacos de amor y entre suspiros tiernos,
salidos del alma y del corazón anhelante.
Ser rayo de luz de luna, tirando hilos de plata,
por los montes ambarinos de tu pecho.
Ser alfa y omega de tu longeva existencia.
Ser origen de todos tus devaneos mentales,
cuando bebes agua clara y cristalina
de las lúcidas fontanas del verso eterno,
en el principio del verbo y de la palabra,
dicha y escrita en los anaqueles
del pensamiento febril.
En CasaRosada, a 14 de diciembre de 2021
En CasaRosada, a 14 de diciembre de 2021
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