Haces de luz en la niebla.
Los diamantes de la lluvia
se deshacen en el aire.
Agua, siempre agua
para saciar los corazones
sedientos de amor y de besos,
para llenar los aljibes del pecho,
para limpiar el lodo del temporal,
para lavar los barrizales del alma.
Y las gotas de su encaje
se deslizan silenciosas,
como rosas de pasión,
en el satén de sus pétalos
No hay comentarios:
Publicar un comentario