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Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

miércoles, 19 de enero de 2022

BRIOSO GALOPAR

             


             Tiempla el amor sus arrullos

 en el tímido y frágil tañido

 de una doliente campana

 que, serena y dulcemente,

 bajo la luz del crepúsculo,

 llama a la nocturna plegaria.

 

Y con su chispa candente,

con su luz angelical,

satinada en los espejos del alba,

el amor lustra sus brillos

y entona gloriosos cánticos.

 

El amor deshoja sus margaritas

en los parques de mi pecho

y viste lirios de seda

cuando tú me das un beso

bajo la luz de la luna,

en los sublimes jardines

de la pasión y el deseo.

 

El amor se reviste de dulzura

 y va entonando requiebros

 más allá de la hermosa fontana,

 magnánima y complaciente,

 que calmaba tu insaciable sed

 de clandestinos anhelos.

 

A la orilla del deseo insatisfecho,

 el amor iba cabalgando impúber,

 con brioso galopar

 de corceles desbridados

 en una plácida noche de alabastros

 y cristales áureos y complacientes.





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