Desde esta soberbia colina,
emerges como un suspiro
que exhalara alguna reina
en la memoria del tiempo.
En torno a una fortaleza
medieval, cristiana o mora,
surges como la marea,
blanco y sereno, geométrico,
escalonado, exultante,
satinado de cal viva.
Sol, lucero, golondrina
o dulce terrón de azúcar.
Como un faro en alta mar
dominas el vasto espacio
y poderoso te eriges
capitán de mi velero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario