En el azul vibrante del agua
descubrí los ojos del día.
Y en el verdor de la hierba,
el remanso feliz de todos
los riachuelos,
la ausencia de clepsidras
en los vergeles.
El tiempo se hace canción
en el susurro latente del agua,
luz, verso, poema y copla
en el pálpito de los estanques.
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