Tres barquillas encalladas,
en el agua transparente,
delimitadas, entre mil tonos pastel,
encuadradas en un espacio angular,
que pasearon amores
con sabor de caramelo
y amistades de trazado irregular
por las veredas del agua.
Suaves tonalidades recortan
el interior de mi alma,
y acarician los lunares de mi piel
para encauzar el vaivén
de las barcas en el agua.
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