En las fugaces entrañas del agua de la Charca,
el tibio deseo de germinar, de dar vida
y en el valle humedecido de su vientre,
la frescura versátil de la hierba,
verdeando en su interior.
Las orquídeas del deseo se derraman
en sus manos encendidas de pasiones.
Y en la lejanía del piélago,
el más límpido cristal del agua,
el suspiro de la brisa de los mares,
la tormenta purpúrea del ocaso
caldeando la canción de las sirenas
para enamorar a Ulises.
Su magia es ternura y flor,
Deleite, su melodía,
su llanto, fértil llovizna
del impoluto resplandor del alba.
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