Acerca de mí...

Mi foto
Pegalajar, Jaén, Spain
Gracias por venir a recorrer estos senderos literarios que han brotado de una fontana silenciosa, sedienta de emoción y de calma. Gracias por leer estos poemas, por beber su aliento, por respirar su aroma, por destilar su esencia, por libar su néctar. Sabed que han brotado de un corazón anhelante que sueña con ser luz y ternura, primavera y sueño, calidez y verso. Mientras lo consigo sigo escribiendo, soñando, amando, enseñando, viviendo y cantando a la vida y al amor, al mar y a la tierra, a la tristeza y al llanto, al suspiro de la brisa y al deseo de los espejos, a la melancolía y a la nostalgia. La vida es como un poema que, en unas ocasiones, nos abre las puertas de paraísos ignotos, de hermosas praderas cuajadas de florecillas silvestres, de exóticos jardines, de luminosas estancias donde germinan los sueños y donde se gesta el amor, pero en otras nos aboca al temblor de los fracasos, al dolor de las heridas, al vacío de las ausencias, al llanto de las tormentas, al furor de las ventiscas, al horror de las contiendas y a la tupida oscuridad de una noche sin luceros. Espero que seas feliz mientras bebes agua de los manantiales de la poesía, de las fontanas del verso.

martes, 17 de agosto de 2021

LA EDUCACIÓN EN VALORES.

 


Este es el artículo de mi autoría publicado en el periódico IDEAL SIERRA MÁGINA, para el mes de agosto de 2021. Abajo lo cuelgo en letra grande para que podáis leerlo. 




La educación en valores es una meta superior a la que todos los padres aspiran para sus hijos. En la escuela, el profesorado educa y enseña a la población infantil, pero los padres son los primeros educadores de sus hijos y los responsables de formarlos como personas. Estos deben ayudar a su prole a poner los cimientos del edificio de su educación para que aprendan a actuar correctamente. Todos, debido a la educación recibida, a la cultura asimilada y a las experiencias vividas, tenemos nuestra propia escala de valores, que es la que impulsa nuestra conducta ante cualquier problema de la vida y condiciona nuestras actuaciones. Se dice que desde el vientre materno el embrión está captando la conducta positiva o negativa y las reacciones pacíficas o violentas de su madre.

Los valores son una serie de criterios que nos ayudan a actuar con rectitud y a comprender e interpretar la vida y las actuaciones propias y ajenas. Son los que intentan que el mundo se rija por la justicia. Los padres y los educadores deben fomentar los valores a través de los juegos y del relato de cuentos e historias, que, de forma lúdica, vayan calando en la población infantil y acabe asimilándolos.

Los valores se transmiten desde una actitud positiva hacia los demás, hacia el mundo y hacia toda la problemática que generan las relaciones sociales.

    Educar en valores por parte de los padres no se logra con largas conversaciones sino con una actitud responsable y sensata antes las cosas de la vida, con la conducta que les hayamos enseñado y con el ambiente que seamos capaces de crear en casa. Hay varias posturas que ayudarán a los padres a conseguir este objetivo.

Estos deben actuar de forma coherente. De nada vale explicarles a los niños que hay que respetar la naturaleza si nosotros no lo hacemos, si no cuidamos las plantas, si derrochamos el agua delante de ellos o no seleccionamos las basuras en casa etc. La forma más eficaz de educar en valores es el ejemplo.

Contarles o leerles cuentos que edifiquen esos valores, evitando las lecturas violentas, sexistas o discriminatorias en cualquier sentido. Las narraciones predisponen a la población infantil a crear un mundo interior rico en experiencias a través de los personajes y de otras circunstancias distintas a las suyas y le abre la mente al mundo.

Poner límites y normas con mentalidad democrática para que ningún miembro de la familia se exceda o no llegue a realizar sus tareas. La convivencia en el hogar supone implantar valores humanos como igualdad, justicia, tolerancia, solidaridad, libertad y respeto hacia los demás.

Edificar la educación de la prole en el refuerzo positivo y en la motivación, jamás en el castigo y en las riñas. De este modo, si cuentan con el apoyo y el refuerzo de los padres, los niños y niñas intentarán superarse día tras día.

Fomentar en los hogares el diálogo respetuoso con cada opinión. Premiar la negociación sobre la imposición y cumplir los acuerdos. Evitar los gritos, las afrentas, las humillaciones, los sobornos y la violencia. Si hay que poner algún castigo que se haya acordado de antemano, que sea justo y acorde con la falta cometida.

Instaurar en las viviendas las actividades que cada cual ha de asumir y las obligaciones que cada uno tiene, así como las libertades de las que pueden disfrutar y que estas vayan evolucionando de acuerdo con la edad y el sentido de la responsabilidad de la prole.

No expresar ni imponer ideas u opiniones basadas en estereotipos, prejuicios sexistas, racistas, religiosos o ideológicos que impliquen cualquier tipo de discriminación.

Compartir los quehaceres en el hogar sin hacer distinciones de sexo, como poner o quitar la mesa, colaborar en las tareas del hogar, hacer sus camas y ordenar sus habitaciones. Estas faenas deben hacerlas todos por igual.

Orientar la diversión y el juego en el hogar, evitando los juegos y juguetes sexistas. Los niños y las niñas pueden tener acceso a todo tipo de juguetes, siempre que estos no fomenten la violencia o propicien la pelea, la disputa y el combate, como pistolas, metralletas, tanques, revólveres, puñales, espadas, etc.

Educar a los hijos en el respeto a la naturaleza, enseñarles a cuidar las plantas, regarlas y quitarles las hojas secas son actividades sencillas que los pequeños pueden hacer.  Inculcarles el respeto por los objetos que usamos: juguetes, ropas, mobiliario, vivienda, etc. para que eviten el deterioro de los utensilios y aprendan a reciclar. Enseñarles a entender que no necesitan tenerlo todo para ser felices ni derrochar nada, pero sí cuidar de lo que poseen.

A pesar de que cada individuo tiene su propia escala de valores, hay algunos que se consideran universales y que todos deberíamos incluirlos en nuestra escala. Con su práctica encontraremos la felicidad y el sosiego y la paz de nuestro espíritu.

Hay que fomentar valores como la tolerancia, que es una actitud del respeto y de aceptación de todos los individuos con sus propios rasgos físicos y psíquicos. La solidaridad, una postura de comprensión y ayuda hacia la problemática de los demás. La justicia, un principio que nos impulsa a actuar y a juzgar respetando siempre la verdad y dando a cada cual lo que le corresponde. La libertad, que nos impulsa a actuar sin ser dirigidos por nadie, pero sin cometer infracciones. La amabilidad en el trato con los demás. El respeto por todas las personas y la aceptación de sus rasgos personales. La honestidad, que implica actuar siempre con rectitud sin perjudicar a nadie. La bondad, que sería hacer el bien a nuestros semejantes. La amistad; necesitamos tener amigos y ser fieles a los mismos. La responsabilidad, tenemos que asumir nuestras obligaciones y realizarlas lo mejor que podamos en el tiempo adecuado. Los padres deben propiciar en sus hijos una educación en valores.

Agosto de 2021

No hay comentarios:

Publicar un comentario